Monday, August 22, 2005

Pujante agonía

Es el dolor de las recientes heridas en mis manos, el que aún despierta mis sentidos en estos instantes. Ardor, sangre coagulada y un poco de todo...Es así de fácil, así de sencillo. Es tan sólo la triste vida que me ha tocado experimentar.
Cada vez que traigo a mi memoria los insípidos recuerdos de familia, no dudo en recogerlos con el escobillón que usa la empleada para darle muerte a las arañas. Así de rastreros, de ponzoñosos y de letales son aquéllos. Sí, tal vez siguen existiendo los buenos padres y la familia perfecta, quizás la dulzona serie de los memorables Ingalls, que repiten una y otra vez en el canal 5, se basó en un grupo humano real. Pero, ¿cuál? Porque hasta ahora me pregunto, si la naturaleza es tan sabia en todos sus aspectos, por qué no nos hizo caníbales, para que los padres pudieran comernos al vernos fracasados y tan inútiles como la peor escoria que jamás haya existido...
Reflexiono sobre sus propios lamentos y las célebres citas que continúan retumbando en mis oídos, cansados de tanto sangrar y a la vez, muertos en vida porque no creen todo lo que escuchan de esas voraces quijadas. Ni el dolor que provocan el frío de las hojas de afeitar sobre la joven piel, es tan desgarrante como esos ojos, redondos y viejos, que te señalan con el dedo acusador, como si fueras parte de una propiedad que no les corresponde.
Antes creía que si moría, por lo menos estaría salvando a los que me rodean, de una casi segura histeria colectiva por el simple hecho de convivir conmigo. Sin embargo, ahora me doy cuenta que el ser un suicida, sólo sería mi propia salvación, pues a nadie más le importo.

Monday, August 15, 2005

La dulzura del espejismo

.::Cómo son los cambios y las posibilidades de poder observar atentamente ambos lados de la moneda como si uno fuera un dios. Eso hace pensar que la dualidad continúa respirando en nuestro aire, alrededor de los sueños que jamás logramos despertar del mundo astral en donde podemos sentirnos seguros o quizás, un poco libres de nosotros mismos.
Este fin de semana que se va, ha sido un digno escenario de la catarsis que he necesitado protagonizar. Atado a un sufrimiento que no he buscado, pero que asumo como propio, sentí el amargo sabor de aquella pérdida que recién palpo con mis manos. Ha sido un choque muy duro, que trato aún de sobrellevar...si él pudiera escucharme y saber que no lo abandono, que me obligan a hacerlo...He tenido que someterme a los caprichos de Gabo, quien no soporta que lo descuide. Desde ahora es mi guardián, entre las sombras me observa y dicta cuidadosamente mis andares.
No me atrevo a mencionar a mi eterno anhelo, el mito que perdura en la memoria y a la vez, despedaza mis cenizas, con la fuerza de un vendaval. Porque sigo siendo un muerto en vida, hasta que la paz se apiade de mí y permita conciliar el amor que le tengo a él y los temibles acechos de quienes me persiguen.
Pude encontrar consuelo en el extraño mundo de Gravity, rodeado de etéreas nínfulas y escarchas de rizos más ondulantes que las olas salvajes de Hawaii. Sin embargo, sabía que al cerrar los ojos, nuevamente caería de pie, sobre los escombros de mi realidad. Es el peso que me ha tocado cargar y aunque no pueda ser traducido con palabras, me consuela entender que sólo mis sentimientos son la clave para desahogar cada condena.
Y así lo hice...Cerré ambos, evadí el usual camino de pesadillas y terribles presentimientos, para alojarme en un día de campo tan sublime, como pocos que recuerde. Bajo el sol que iluminaba un verdor digno de cualquier campo mágico, me resignaba a cubrir mis envolturas. Podía presenciar el barullo y desorden de quienes sólo viven el momento, olía lo que los motivaba a continuar en ese estado tan simple y a la vez, profundo como los abismos marinos...Era la alegría de sentirse vivos, siendo ellos, sin ningún prejuicio. Fue una mirada inusual, lo admito. Sin embargo, me hizo despegar por breves horas, del mundanal apego a mis tenebrosos recuerdos y vengativas odiseas que he de cumplir como el viejo Hares.
Un abrazo del mismo fuego, risas inconclusas de quienes han observado cómo ha madurado mi infancia y ese cielo, lejano y tan mío cuando sobrevuelo en sus terrenos...Pequeños instantes que me hicieron vivir en un día, más sosiego y tranquilidad que todos los meses en los que he tenido que aprender a mirar a través de la ventana de mi habitación. Es algo raro y quisiera que se repita. Sólo hay una duda que me queda: ¿en qué momento he de abrir los ojos de nuevo?, o ¿es que jamás lo he hecho?...

Saturday, August 13, 2005

Siempre puede ir peor

.::Son pocas las veces en las que siento que no hay más solución que la de botar todo cuanto poseemos dentro del cuerpo. Y no me refiero a meros fluidos, sea cuales quiera que cada persona sienta deseos de expulsar de su humanidad. Dedico estas líneas casi póstumas, a lo sensible, a aquello que sabemos que tenemos, pero que jamás queremos que los demás descubran: las emociones. Existen muchas combinaciones posibles, tan certeras y fútiles como los estornudos, los gases o quién sabe, las palabras de algún amor sincero. La diferencia abismal es que nunca podremos intuir cuán profundas son y sobre todo, lo perversas que llegan a ser. Hoy me encuentro en una encrucijada, porque lo que me alimenta, a la vez me daña. Ojalá fuera una persona, porque creo que es más fácil hacerla a un lado o dejar de verla...Pero no, es algo más abstracto y a la vez, tan real como la piel que acaricio cuando tengo sensaciones de abandono. Quién entendería la soledad tan grande que me embarga cuando lo veo, cuando siento cómo su olor y todo lo que ello abarca, penetra sigilosamente por todos los poros de este cuerpo tan banal e inocuo. Quiero tocarlo y no puedo, quiero abrazarlo y no debo, deseo que sepa que no lo olvido...Sin embargo, la condena que me han impuesto es la más brutal y por demás subyugante. Si logro tenerlo a mi lado, es casi probable que pierda todo destello de esperanza por continuar con vida. Y me pregunto a estas alturas de la vida, qué más da, si no soy feliz. Prefiero perecer entre sus brazos, que me continúe nutriendo de su fragancia, entre naturaleza y sudor casi sublime. Es una digna muerte a corto plazo. Pues si algo he aprendido de tantos errores que cometo y que veo, es que lo que se logra u obtiene cada día, no posee valor alguno si no encontramos el sentido y la misión que involucra. Quizás jamás llegue a ser alguien en este mundo, seré un mendigo o una cifra más de desempleados, o un asaltante...pero por lo menos alguna vez, ansío conocer lo que es morir por aquello que realmente se ama. Yo ya lo encontré y hoy, me he dado cuenta que x muchos años he tenido a mi costado a quien amé siempre y jamás pude apreciar de frente. Hoy, que tengo los días contados...

Sunday, August 07, 2005

Rastros de una mala semilla


.::Por primera vez estoy escribiendo en menos de 24 horas. Y la verdad es que no lo tenía pensando, de no ser por las extrañas situaciones del día. Han ocurrido cosas que simplemente lograron despertar algunas sombras dentro de mí. Recuerdos de niñez, poco gratos, comportamientos de adolescente y lo más triste, la vana realidad que en estos instantes me abraza como una madre sustituta.
Todos somos producto de la educación que hemos recibido desde pequeños. Eso es lo que creo y por lo mismo, hay hechos que no puedo dejar de condenar. Existe una rabia exagerada contra la humanidad y sobre aquellos que tuvieron algo que ver en nuestro nacimiento. Lo acepté desde el colegio y hoy, lo he vuelto a recordar. Y duele...tanto como las frases que canta quien ha consolado mi pena: Sara Maclahlan (hasta ahora no aprendo a cómo escribir tu apellido!!), a través del cd que me regalaron hace poco más de un año. Es gracioso cómo estos artistas pueden servirnos de ayuda cuando nos sentimos solos. Y es así como me tocó estar. No sólo por lo que tuve que rememorar, sino por todo lo que pude descubrir otra vez. Porque cuando uno trae a la memoria hechos del pasado, que jamás han conocido el perdón ni el olvido como herramienta de protección, llevan consigo la amarga y filuda espada con la que nos hirieron la primera vez.
Una mala semilla, así me considero en momentos como éste. Pero no me arrepiento del rencor que albergo, pues reconozco que de no ser por él, no podría seguir en pie. Vivo como puedo, acepto lo que me toca vivir y sufrir, pero tengo el consuelo de pensar que en algún rincón de este mundo, existe la justicia. Vendrá de la mano de una venganza divina, más allá de un burdo acto en el que me pudiera ensuciar alguna parte de mi cuerpo. Sé que llegará, pero ya no estoy tan seguro que sea en esta existencia.
Hoy, me he lamentado de mi suerte y de lo que me ha tocado como destino. Tal vez haya posibilidad de cambiarlo, pero como lo he dicho antes, ya no hay voluntad. Quizás no haya remedio para mí y sea condenado como el reo más vil. Me lo merezco por no tener compasión ni la más mínima intención de cambiar; y a la vez, es un orgullo profano que he cultivado desde la infancia. Juré entre lágrimas y un corazón desgarrado, que nunca nadie me haría sentir a menos ni me haría daño: preferiría adelantarme y cortar de raíz al infame que se atreviera a intentarlo. Y la fórmula pareció funcionar durante el colegio, incluso en los primeros años de universidad. Era un logro para mí.
Pero es ahora, hoy y no sé si mañana, que continuaré decepcionado de mí mismo. Parece que he sido quien me he apuñalado de muerte. Tengo a mis culpables y verdugos, pero por más que los odio en días como este, no soy capaz de eliminarlos...Me he vuelto débil y enfermo. Hasta cuándo tendré que cargar con este castigo...Quisiera recuperar las agallas de hace unos años, tomar la decisión final y sucumbir a las penas que me atan dentro de este purgatorio.
Muchos temen arder en el infierno y no creo poder saber lo que ello significa. Mas el que yo protagonizo en mi interior, es tan calcinante como la más viva brasa del sol que daña mi piel. Qué más propósito tengo ahora, sino el de lamentarme como todo un perdedor. A veces, dentro de mi cama, pregunto al vacío por qué no pude morir en aquel cuento de estrellas, hace tanto tiempo. Fue la única vez que me sentí tan cerca de perder peso y alejarme del dolor. Lamentablemente, seguí respirando, como lo hago justo ahora.

Saturday, August 06, 2005

Cuestión de fe

.::Quién diría que en estos momentos podría sentirme completamente miserable y a punto de explotar...No en el sentido estricto de la palabra, pero sí en cierta medida. No suelo escribir tan seguido ni tampoco explayarme para confesar ciertas cosas. Prefiero esconderme tras palabras a medias o ambivalentes, tal como mi ídolo más recóndito y eterno. Pero no basta, pues en días como estos, preferiría poder gritar aunque sea por la codiciosa malicia del internet, quién soy y cómo despierto cada mañana.
Ya casi serán dos meses desde mi última incursión en este blog. Sin embargo, mis predicciones de brujo o vidente han tomado cuerpo, al fin. Temo que lo que pienso se cumplo y por lo visto, cada vez es más cierto. He vuelto a caer y no sé si esta vez pueda levantarme. Recuerdo aún, cuando en broma, solía decirme en verano que para mi cumpleaños, recién volvería a nacer. Y el próximo mes ya está cerca...pero no hay mejoría.
Ahora vienen a mi mente cosas tan absurdas, que terminan llenando mi cerebro de temores escondidos. Jamás pensaba que yo podría sobrepasar la barrera de los 30. Siempre dije que moriría antes de los 28 y aunque aún faltan años para ello, creo que me adelanté a mi destino. Y me hallo frente al miedo que involucra la muerte, ese camino en picada que no conoce de frenos y salidas de emergencia. Sin darme cuenta, es probable que se hayan encendido mis últimos cartuchos.
Detesto hablar de estos asuntos, tan privados y a la vez, tan sedientos de personas, siquiera una, que pueda atender los terrores que ello implican. No es agradable acostarse cada noche, mirando la pared a oscuras y pensando si despertarás mañana, o pensando si uno llegará a su cumpleaños. Setiembre no está lejos y tampoco creo que desaparezca para esa fecha. No lo siento...pero sí logro percibir un cierto halo fúnebre que me espanta en silencio.
Este año impar, el 2005, que sumado da paradójicamente el número que tanto me atrae (7), es justo aquel que me marcará para el resto de la vida. Es ridículo imaginarse que estando en este mes, aún no pueda volver a ser una persona normal, con sus rutinas y deseos de siempre.
Trágico final para alguien que siempre se ha creído diferente, al igual que muchos; pero con un rasgo mayor de distinción. Un ser azul, tan etéreo y ambivalente como las letras de aquellas canciones y libros que duermen conmigo, teniendo como lecho, mi alma.
Pensar en las cosas que tendría pendientes, es más frustrante de lo que podría pensarse. Prefiero no compartir con nadie mi temor a morir en estas condiciones. Sé que alguien podría escucharme, pero tampoco quisiera amarrarlo a que se apiade o que escuche por obligación. Eso nunca.
Al final, son sólo personajes que pululan en la cabeza. Encuentran consuelo en mis sueños, donde los descabellados andares y diálogos son presa fácil para la interpretación más sublime. Algunos no los cuento, porque prefiero no saber qué me comunican. Y otros, porque sé descifrar el mensaje que guardan para mí. Pero soy consciente que mis metas quedarán inconclusas...será la frustración más grande que me lleve a la tumba y que renacerán en otro cuerpo, en el momento que me sea destinado emerger otra vez.
Después de todo, ahora sólo pienso en una idea, un poco remota, pero atractiva: celebrar este cumpleaños. La única pregunta es ¿cómo planear el último de tu existencia?