Insólita Paciencia, sólo eso...
.::Bajo las letras de una canción, lejana y que ocupa recién algunos recuerdos agradables, más que en la época donde fuera creada y en la que no me percataba de su lenguaje viceral y traidor, a través del stéreo de mi hermano mayor. Hoy la escucho de vez en cuando, pero por otras razones...menos sinceras y quizás, tan mías como el nombre que jamás le pronuncié a mis amigas en la época del glorioso colegio. Esas épocas, esos anónimos, esas preocupaciones tan banales que lastimaban como las caricias de una muñeca de trapo. Son cosas que ya no poseo.
Desearía muchas ahora mismo, pero sé que nada se nos da gratis ni mucho menos, tal como creeríamos que debe ser. Existen ideales y situaciones que siempre deberían seguir patrones...Eso es lo que tantos seres comunes y corrientes creeemos más de una vez. Sin embargo, debemos entender que no se puede.
Y lo comprendo bien, porque jamás obtengo lo que quisiera. Nunca pude jugar con carros a control remoto por más que los quería, tampoco con mis propios patines roller de una sola línea (que aún deseo), presumir en primaria con mi lochera llena de golosinas o tener amigos antes de entrar a la universidad (bueno hubo algunos)...Creo que en algunos instantes podemos llegar a ser perdedores innatos y este es mi momento de gloria.
Sentado frente a mi propio reflejo, en espera del milagro que sé que no sucederá, quisera ser superman y volar para retroceder el tiempo unas horas, unos días, unos meses quizás. Tengo varias alternativas; algunas más recurrentes que otras, pero termino hueveando en el msn, en el hi5 o en otras vainas que no me llenan. No como el olor que jamás me hastía. La hierba del jardín recién podada, incluso el barro que despegan del suelo los chimpunes y algún hilo de sudor bajo las patillas, es el suplemento vitamínico que no evito tomar.
Sí, sentado espero. Aguardo a que por fin pueda levantarme sin retroceder, sin temerle a pisar de frente y seguro, como solía ser. Que pueda decir las verdades de frente y que alguna vez, acepte las invitaciones de mi alter ego, que impaciente se come las uñas bajo mi ventana, vigilante y sombrío, entre problemas y metidas de pata, decidido a aceptar cuando yo le dé el sí definitivo que nunca me pregunta, pero que quiero responderle hace tiempo.
No hay más que pueda decir. Le temo y me temo a mí mismo, pues las actitutdes son vagas y a la vez, irrumpen fácilmente en esas miradas profundas, como el mar que adoro y como la miel que me hastía. No obstante, igual voy a ellos, pues después de todo soy un suicida, como la mayoría. La diferencia es que no tengo problema en revelarlo.
2 Comments:
Es mi otro yo...pero nica esa tal Diana
perfecto ok
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